El nacimiento de la Segunda República marca el punto de inflexión en la enseñanza que se imparte en España. Aunque no es la única esperanza que llega a los españoles de la mano del nuevo modelo de Estado, en seguida se convierte la enseñanza en caballo de batalla y encuentra la fiera resistencia de los educandos religiosos, curas, frailes y monjas, en su mayoría poco y mal pre-parados, salvo para enfatizar, machaconamente, el mantra de la fe única, en el seno de una Religión única y donde la vida se compone de cuatro fases inamovibles: nacer, rezar, obedecer y morir. El advenimiento de la Segunda República ofrece a los españoles la posibilidad, por primera vez en siglos, de aventar los olores de incensarios y de recibir, en las escuelas públicas, las enseñanzas precisas para convertirse en ciudadanos pensantes, preparados y críticos. Precisamente lo contrario a lo que predican los ensotanados, que se afanan en meter en la duras molleras de aquellos muchachitos los manidos conceptos de obediencia ciega y resignación perpetua. Fue en verano el golpe de Estado. Eso salvó a muchos maestros. Si el golpe se hubiera producido durante el curso escolar, muchos más maestros habrían sido víctimas de la barbarie represora al encontrarse en los pueblos.
Exposición física itinerante. Una vez clausurada, se publica en diciembre de 2013 como exposición virtual permanente.